La soja y la infertilidad masculina.
El consumo de productos de soja ha sido relacionado a muchos beneficios de salud. Reduce los síntomas de la menopausia, disminuye el riesgo de enfermedad cardíaca y osteoporosis. Muchos de estos beneficios vienen de las isoflavonas de soja y los fitoestrógenos.
Aunque investigaciones de fuentes independientes desaconsejan su uso como sustituto de alimentos de origen animal en embarazadas, adolescentes y niños menores de 5 años y que algunos investigadores sostienen que la elevada proporción de fitoestrógenos en la soja puede acarrear problemas hormonales cuando se la usa en la alimentación humana, en particular en niños, este efecto se produciría únicamente cuando la soja no es parte de una dieta equilibrada.
Entre otros aspectos de la soja a tener en cuenta, existe la interacción de los fitoestrógenos y la calidad de esperma, que según un estudio realizado por investigadores de la Escuela de Salud Pública de Harvard ésta reduce notablemente el número de espermatozoides. Se estudió la alimentación que realizaba un grupo de 99 hombres entre el año 2000 y el año 2006. Se analizó la incidencia que presentaba el consumo de distintos productos basados en soja, en la cantidad de espermatozoides. Los resultados no han dejado lugar a dudas, a mayor cantidad de estos alimentos, menor era la concentración de esperma, en cambio, los niveles de esperma no variaban en aquellas personas que no consumían alimentos con base de soja. Los investigadores hablan de una diferencia muy significativa, una reducción de hasta 41 millones menos de espermatozoides por milímetro cúbico, teniendo en cuenta que los valores normales se encuentran entre los 80 y los 120 millones de espermatozoides por milímetro cúbico.
Cabe destacar que los investigadores aún no consideran que este estudio sea suficiente para señalarla como único responsable de la infertilidad, pero si dejan en claro los efectos negativos en un alto consumo de alimentos a base de soja e isoflavonas de soja.
Actualmente otras investigaciones desmienten estos resultados. Existe evidencia científica de que las isoflavonas de la soja no tienen efectos feminizantes en el hombre, como tampoco provocan desequilibrios hormonales. La ingestión de proteína de soja ligada a isoflavonas no afecta al nivel total de testosterona ni a la calidad del esperma. Aunque las moléculas de isoflavonas son muy similares a los estrógenos, sus efectos sobre el organismo son muy distintos. Es, por lo tanto, que su consumo no presenta ningún riesgo para el hombre, sino al contrario.
Las habas de soja y los alimentos procesados de soja no son los que contienen el más alto "total de fitoestrógeno" contenido en la comida. Un estudio encontró que los grupos de comida con fitoestrógenos más altos por cada 100 gramos eran los frutos de cáscara y semillas oleaginosas, productos de soja, cereales y panes, las legumbres, productos cárnicos, diversos alimentos procesados que pueden contener soja, vegetales y frutas. Subir
Lentejas para embalar el obelisco del Vaticano.
El obelisco de la actual plaza de San Pedro, que no contiene ninguna inscripción, fue traslado a Roma desde Alejandría en el año 37 en tiempos del emperador Calígula. Lo trajeron en un barco mandado construir expresamente para este menester, enterrado en toneladas de lentejas para que no se dañara, y una vez en Roma el obelisco, hundieron el barco en el puerto de Ostia y con sus restos rehicieron dicho puerto. El obelisco mide algo más de 25 metros, con lo cual hicieron falta muchísimas lentejas para embalarlo. Las cifras concretamente apuntan a 840 toneladas. Se colocó inicialmente en el circo de Nerón y fue traslado a su emplazamiento actual en 1589. Subir
Tóxicos de las legumbres.
Las lectinas o hemaglutininas. Se elimina con el calor. Pueden ser la causa de anemias, colitis y retraso en el crecimiento. Son moléculas que alteran algunas funciones de los enterocitos.
Los inhibidores. Son proteínas que se adhieren a ciertas proteasas digestivas inhibiéndolas, de aquí que se les llame inhibidores de proteasas. Influyen en el crecimiento de los órganos. Se eliminan por calor.
Los tioglucósidos o glucosinolatos. Se dan con la soja, el cacahuete y la colza. Provocan hipertrofia tiroidea y cambian el metabolismo del yodo. Genéticamente se han conseguido variedades sin tioglucósidos.
El ácido fítico. Cambia en índice de asimilación de los minerales.
El favismo. Es una enfermedad que puede desarrollarse con personas genéticamente predispuestas. Sucede con las habas y los guisantes. Es una especie de anemia. No solo ocurre con la ingesta de estas dos legumbres, bastaría con la inhalación del polen. Se desactiva, cuando van a ser ingeridas, por el calor. Las personas predispuestas tienen una insuficiencia de glucosa-6-fosfato deshidrogenasa.
El ácido cianhídrico. Es altamente tóxico. Pero su cantidad es muy baja y se elimina con la cocción. Las almendras amargas también tienen este ácido.
Los glucósidos isoflavónicos. Es muy bajo su contenido en las legumbres. Es un compuesto que en altos índices retrasan el crecimiento.
El latirismo. Son neurotoxinas que se acumulan en las zonas nerviosas del control motor, produciendo un tipo de parálisis grave. Sólo sucede con el consumo abusivo y continuado de altramuces y almorta.
A pesar del aspecto terrible de esta lista, que nadie se asuste ya que durante la cocción prácticamente se eliminan todas las toxinas. Ninguna de las sustancias de esta lista es excusa para dejar de comer legumbres. Unas o otras sustancias tóxicas hay en casi todos los alimentos. Subir